Alberto Peyrano

Versão em português: Marilena Trujillo
 


E os pássaros fugiram
para um horizonte incerto cada vez mais vermelho.
As últimas ervas foram arrasadas pela fome final,
os lagos se engoliram inteiros.
A música silenciou na mudez
das cordas rompidas.
Os mares, alterados, preparavam o regresso
ao estado do Princípio.
E os templos, vazios, ainda albergavam
os últimos desejos,
a última oração desesperada.
E a fugitiva precipitada com as bolsas de ouro,
no tumulto despojado de piedade.
Os ossos dos homens deambulavam
pelas ruas desertas,
enchendo-se de pó em sua desintegração.
A sinfonia do vento as vezes o desarmava
e outras o transladava para
lugares aterrorizantes onde reinavam o caos
e o nada.
Quando o último ai, se perdeu num eco imenso
que cobriu o planeta desfalecente,
os olhos do Criador, satisfeitos,
fecharam-se para sempre
e morreu.
 

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Alberto Peyrano

 

 

Y huyeron los pájaros
hacia un horizonte incierto cada vez más rojo.
Las últimas hierbas fueron arrasadas por el hambre final,
los lagos se bebieron enteros.
Aun la música se silenció en el mutismo
de las cuerdas rotas.
Los mares, alterados, preparaban el regreso
al estado del Principio.
Y los templos, vacíos, aun albergaban
los últimos deseos,
la última oración desesperada
y la huída precipitada con las bolsas de oro
en el tumulto olvidado de piedad.
Los huesos de los hombres deambulaban
por las calles desiertas
llenándose de polvo en su desintegración.
La sinfonía del viento a veces lo desarmaba
y otras lo trasladaba
a parajes aterradores donde reinaban el caos
y la nada.
Cuando el último ay se perdió en un eco inmenso
que cubrió el planeta agonizante,
los ojos del Creador, satisfechos,
se cerraron para siempre
y murió.

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